Lecturas recomendadas

Sin grandes pretensiones, me propongo aconsejar buenas lecturas. Las listas inmensas creo que abruman. Serán pocas obras, pero leídos en primera persona y recomendables. De modo que la lista irá engrosando poco a poco. 


1. UNA ROSA EN IRAQ, Ana Gil, Ed. Tecoté, mayo 2016.

  Es la historia de Pascale Wanda, una iraquí que llegó a ser ministra del gobierno interino de Iraq después de la guerra de 2003. Nacida en mayo de 1961, Veinte años después, llegaba a París dispuesta a estudiar en la universidad. Estaba decidida a volver a su país y trabajar para conseguir un gobierno en condiciones. Se alistó al Partido Democrático Asirio, en la sede francesa. Enseguida empezó a viajar a Iraq.
  Después de dos años dejó el ministerio y, junto a su marido William, fundó la ONG, Organización de Derechos  Humanos Hammurabi, que reunía a minorías perseguidas, como asirios-cristianos, yazidíes, turcomanos y otros.
  Esta mujer es un buen ejemplo  de coraje y tesón. Sufrió atentados y la parte externa de su obra fue una y otra vez destruida, la última de ellas, el comienzo de una universidad abierta a todos. Pero siempre ha vuelto a empezar, con realismo. Aunque haya habido tanto emigrantes, piensa que es mejor no abandonar su país, sino contribuir a la llegada de tiempos mejores.


2. EL ANARQUISTA INDÓMITO.  J.L. Olaizola.  Ed. Libros libres. 2017.

Narra la vida de Melchor Rodríguez (1893-1972). Una persona íntegra desde pequeño, según se infiere de la narración. Intenta ser torero, habla muy bien en público, es poeta. Conoce a los hermanos Álvarez Quintero y por ellos conoció a la que fue su mujer, corista del espectáculo de Pastora Imperio. La misma Pastora se la presentó.

Un maestro de escuela era su mejor consejero. Melchor pensó ser socialista como él, pero su maestro le aconsejó ser más radical, porque entendía que había que defender radicalmente a los desfavorecidos. De ese modo se apuntó a la FAI (Federación Anarquista Internacional) adquiriendo el carnet número 3. Por este motivo participó en muchos mítines y por sus discursos se alistaba la gente en la federación.

Cuando algunas actividades de financiación y de fuerza, fueron ilícitas las denunció en la revista del partido, por lo que fue expulsado. Pero muchos afines a su modo de pensar exigieron que fuera readmitido y lo fue.

Hay que leer el libro para darse cuenta de su honradez. Creó su propia checa, para salvar a gente buena de las arbitrariedades del momento. Y gracias a ello salvó su vida cuando, como alcalde de Madrid, entregó la capital al gobierno de Franco.  Testimoniaron a  favor de él personalidades del nuevo régimen. Fue enterrado en cementerio católico, según su voluntad, con la bandera anarquista sobre el féretro.

Merece la pena conocer la vida de este hombre que plantea temas teológicos como el entender y explicar la presencia de la gracia en una persona atea. Si no hubiera sido lo que era, no habría podido hacer tanto bien.

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